LA CALABAZA ANDANTE, de Alberto Bellido García
LA CALABAZA ANDANTE, de Alberto Bellido García
Aunque ya hemos mencionado antes esta canción de Fede Comín y Elena Bugedo, me parece tan buena que merece una entrada para ella sola. La canción está llena de referencias culturales, históricas y literarias. Y su canto derrocha dulzura en cada nota.
Yo, que subí el Himalaya en dos horas montado de un gran caracol
y lo bajé al trotecito silbando bajito así como si nada.
Yo, que he toreado en las Ventas cuatro dinosaurios al rayo del sol
y por la noche nos fuimos borrachos perdidos los cinco de fiesta.
Yo, que bajé al infierno en bicicleta,
yo, que bailé con el diablo un rock and roll.
Ahora que ya hemos visto el morfema de género (en las tres entradas anteriores a la presente), es hora de hablar del morfema de número.
La categoría del número ha sufrido pocas variaciones en el paso del latín al castellano.
Sus dos miembros, singular y plural, se mantienen con el mismo contenido (los restos latinos del dual, DUO, AMBO, ya en latín se trataban como plurales).
Por otro lado, la expresión del número deriva directamente de la latina.
Latín
El latín no tenía marca específica para el número. Solo presentaba desinencias distintas de caso en singular y plural, pero sin que pudiera aislarse en esas terminaciones la parte propia del número:
Nom. sing.: ROSA DOMINUS
Nom. plur.: ROSAE DOMINI
Acus. sing.: ROSAM DOMINUM
Acus. plur.: ROSAS DOMINOS
No obstante, uno de los casos más utilizados, el acusativo, terminaba en –s en plural (ROSAS, DOMINOS, HOMINES).
Además, en latín tardío reaparecieron con fuerza formas arcaicas y dialectales de nominativos plurales como ROSAS (frente a ROSAE) y DOMINOS (frente a DOMINI).
Crisis de la conciencia europea. La Ilustración
Entre los últimos años del siglo XVII y los primeros del XVIII, la conciencia europea entra en crisis. Comienza el predominio de la burguesía, y con ella llega la Ilustración. Este movimiento no se pliega a ningún dogma ni político ni religioso. Empiezan a publicarse libros, periódicos y folletos. Frente a la autoridad anterior, ahora solo se admiten las luces, esto es, las conclusiones a que sin prejuicio alguno llega la razón humana.
Se postula la separación entre la Iglesia y el Estado. Entre 1751 y 1780 se editan los 37 volúmenes dela Enciclopedia francesa, de Diderot y D’Alembert, que intenta recopilar todo el saber humano basándose solo en principios racionalistas. Su escepticismo religioso es patente y calará hondo en toda Europa.
La nueva forma de practicar el gobierno es el Despotismo Ilustrado, cuyo lema era “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Se reforma todo para hacerlo más efectivo, culto y razonable. Se establecen industrias públicas, academias, centros de investigación, se estimula la instrucción, se crean museos, etc. La Ilustración y el Despotismo Ilustrado se hacen así solidarios.
El grupo latino -ti- ante vocal evolucionó a -ci-. Durante la época medieval pasó por un sonido parecido a [ts] (escrito z o ç), como en el Cantar de Mio Cid: cabeça < *capitia; força < fortia. La Real Academia Española prescindió de esta grafía en la reforma llevada a cabo en 1726.
También la grafía ñ experimentó vacilaciones hasta adquirir su forma actual (fruto de la superposición de dos enes) y se escribió de muy diversas manras, como nn, ny o gn, algunas de las cuales han sido adoptadas por lenguas modernas como el francés (Catalogne) o el catalán (Catalunya).
Estos son algunos ejemplos de las evoluciones antes mencionadas: